Hay quien piensa que, tras el confinamiento y la vuelta paulatina a la normalidad, se abrirán las puertas de un nuevo mundo, donde la mayoría de la gente se habrá dado cuenta de lo que es importante realmente en su vida y, por tanto, nacerá una sociedad diferente y mejor.
Hay quien piensa que, tras el confinamiento y la vuelta a las rutinas, ya no existirán esas rutinas porque el mundo será un secarral postapocalíptico donde lucharemos por migajas o, quizá, por la gasolina como imaginó George Miller.
Hay quien piensa que, tras el confinamiento y la progresiva vuelta a lo que llamamos normalidad, el mundo no será muy diferente y, poco a poco, volveremos a correr aunque no tengamos prisas, a comprar compulsivamente todo tipo de objetos inútiles, mientras que, probablemente, los menos afortunados paguen la factura de una nueva crisis que en realidad no es nueva.
18 de abril de 2020