sábado, 21 de diciembre de 2024

Esos ojos que sueñan con un gran futuro

Cuando pienso en mi sobrina, Lucía, una niña que descubre día a día el mundo, cuya mirada rebosa curiosidad, me pregunto (y temo) por su futuro.

Su mundo será muy distinto al nuestro.
 
A no ser que en los próximos años (y hablo de aquí a 2030 a lo sumo) no se tomen medidas serias (y drásticas), dejemos de devorar la Tierra, abandonemos este insano capitalismo (¿es posible verdaderamente un capitalismo verde?) que no tiene en cuenta los límites del planeta.
 
Será un mundo árido, más contaminado, con más conflictos y grandes desigualdades, menos seguro y más duro. También puede ser que en el próximo lustro se aceleren las transformaciones, se apueste decididamente por las energías renovables y se abandonen los combustibles fósiles, se proteja la biodiversidad y se planee una transición justa para todos, se abandone el injusto Sistema que nos subyuga y exprime a la Tierra, se decrezca y la economía rosquilla sea el nuevo paradigma...

Hay que ser muy ingenuo para creer que la segunda opción que planteo se vaya a dar, demasiados intereses y resistencias. Pero intentemos mirar con los ojos de un niño, hagamos el esfuerzo de maravillarnos con ese futuro imaginado, luminoso y alucinante que en nuestra infancia también soñamos. Luego, solo queda construirlo.

8 de septiembre de 2020

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