domingo, 12 de julio de 2020

Todos somos hormigas y arañas

Un trocito de pan le di a una hormiga, alegre lo tomó y se dirigió a su hormiguero. La perdí de vista un momento y, al volver a encontrarla con la mirada, estaba siendo atacada por una araña diminuta, negra y muy rápida. La hormiga abría sus fauces y se defendía, pero se retorcía por su parte inferior. La araña se alejó un poco y esperó. La hormiga luchó unos instantes contra el veneno que le recorría, pero al final se quedó inerte. La araña la lió con su tela de araña (invisible a mis ojos) y se la llevó a cuestas. La perdí mientras subía una alta pared.

La imagen de la hormiga agonizante me impactó, y pasó por mi mente la idea de asustar a la araña o incluso aplastarla, pero me contuve y tan solo fui un observador de una lucha quizá desigual, pero no injusta.

Otra hormiga, del mismo hormiguero, recogió el trocito de pan.

24 de julio de 2016

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