Era el año noventa y tantos (tantos, que ni me acuerdo), y en verano solía ir todos los días a casa de un amigo (Alberto, en Namibia anda o andaba) para pasar el rato. Muchos de esos ratos los pasábamos jugando a videojuegos (PC y después consolas, como mi querida Dreamcast) y uno de los que marcó un antes y un después en mi gusto por los mismos, que me impactó e incluso me enganchó sobremanera a pesar de ser casi todo el tiempo un mero espectador que daba indicaciones (mi orientación era más fina) fue Tomb Raider, con una carismática y atractiva (para la época, ahora se mira y era todo polígonos) heroína con gran habilidad para saltar y disparar a dos manos. Realmente me resultó fascinante su combinación de aventura, exploración y acción y, desde entonces, las aventuras de acción se han convertido en uno de mis géneros predilectos.
Qué grandes y divertidos momentos aquellos, mi época de los descubrimientos.
19 de junio de 2016
Qué grandes y divertidos momentos aquellos, mi época de los descubrimientos.
19 de junio de 2016
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