Paso mi mano, fría, por mi frente (amplia, todo hay que decirlo) y siento alivio en mis sienes transtornadas. Al mirar hacia el televisor apagado veo el reflejo del exterior en él y, pienso, podría quedar una foto curiosa. Lo pruebo y no me termina de convencer, así que dejo las fotos en la tarjeta sin pasarla al portátil. Luego lo hago, si me acuerdo, me digo.
24 de febrero de 2016
24 de febrero de 2016
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