lunes, 5 de agosto de 2019

Espectáculos públicos y gratuitos (pero no deseados)

Hay un tipo, que suele venir últimamente a la biblioteca, que tiene un problema..., o quizá el problema lo tengamos los demás. El hombre escucha música con sus auriculares (carnavales un día, bachata y similares parece que hoy), pero la cuestión no es que los demás la escuchemos, eso apenas molesta...

El hombre respira profundamente y con cierto trabajo, como si tuviera alguna enfermedad respiratoria o andara con la libido alta pero, si bien resulta un tanto molesto (y asqueroso, para qué nos vamos a engañar), la gota que colma el vaso es que el buen hombre (es un decir) tiene gran afición a mascar chicles. No estamos hablando, obviamente, de la típica afición que tenemos la mayoría de las personas a mascar chicle con la boca cerradita y silenciosamente, sino aquella que solo está al alcance de unos pocos que tienen que batir las mandibulas con tanta energía y vigor (lo que viene a ser abrir mucho las fauces, vamos), a lo que se le suma una elevada salivación, convirtiéndose una tarea tan sencilla y en apariencia simple en un espectáculo de sonora repugnancia. Sí, quizá alguien debería decirle algo, pero es que nos puede la educación.

27 de enero de 2016

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