A veces, por más que te estrujas el cerebro, no quiere salir nada de este, ni una idea, ni una reflexión insustancial, ni un sinsentido. Y no es culpa, precisamente, de que haya pocas polémicas y temas actuales sobre los que se podría explayarse largo y tendido. O quizá eso mismo, el que haya tantos frentes abiertos, hace que uno se quede sin capacidad de reacción.
25 de febrero de 2014
25 de febrero de 2014
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