Un grito a lo lejos, apenas perceptible para el oído. Pero se escucha.
Es como un ruido de fondo, siempre está ahí, apagado. Pero se escucha.
El oído es como el olfato, se acostumbra a los sonidos y desecha aquellos que son habituales. Pero, aún así, se escucha.
Ni en la tranquilidad del campo, ni en el bullicio de la ciudad, ni en la serenidad de una playa desierta deja de percibirse. Siempre se escucha.
Pero, a pesar de ello, todos lo ignoran.
21 de febrero de 2014
Es como un ruido de fondo, siempre está ahí, apagado. Pero se escucha.
El oído es como el olfato, se acostumbra a los sonidos y desecha aquellos que son habituales. Pero, aún así, se escucha.
Ni en la tranquilidad del campo, ni en el bullicio de la ciudad, ni en la serenidad de una playa desierta deja de percibirse. Siempre se escucha.
Pero, a pesar de ello, todos lo ignoran.
21 de febrero de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario