Estas semanas postconfinamiento se está reafirmando mi impresión de que el servicio de reparto de Correos está siendo devaluado de forma alarmante. Mucha gente se queja de que no llaman al telefonillo, que dejan directamente el aviso o, incluso, ni les dejan este (y tampoco es que reciban un correo electrónico o SMS). Además, vía Twitter, he leído que los envíos de libros van de pena, incluso que hay algunos que muchísimos de sus clientes les están diciendo que, pasado un mes, no les llega el envío.
Esto se debe, sobre todo, a que las carterías están bajo mínimos, con poquísimo personal, y también a la desastrosa manera que tienen de recibir a los nuevos carteros, a los que lanzan a repartir sin tener la menor idea y exigiéndoles una calidad de entrega que ya es imposible de cumplir incluso a los más veteranos (que se ven obligados a recurrir a "truquillos" para cumplir lo que les piden, cosa que los responsables deben de ser plenamente conscientes).
Espero que esto no sea una estrategia para justificar y allanar la privatización de la empresa pública encargada del Servicio Postal Universal, pero me temo que lo es.
15 de agosto de 2020
Esto se debe, sobre todo, a que las carterías están bajo mínimos, con poquísimo personal, y también a la desastrosa manera que tienen de recibir a los nuevos carteros, a los que lanzan a repartir sin tener la menor idea y exigiéndoles una calidad de entrega que ya es imposible de cumplir incluso a los más veteranos (que se ven obligados a recurrir a "truquillos" para cumplir lo que les piden, cosa que los responsables deben de ser plenamente conscientes).
Espero que esto no sea una estrategia para justificar y allanar la privatización de la empresa pública encargada del Servicio Postal Universal, pero me temo que lo es.
15 de agosto de 2020