Como está siendo un verano calentito, por desgracia, también lo está siendo de incendios. Hoy mismo he sido testigo de uno (en una zona que, además, ha sufrido varios conatos de incendios durante el periodo estival). El calor, desde luego, ayuda mucho a que se quemen con facilidad el campo y los bosques, pero son las imprudencias y las intencionalidades las que provocan los fuegos en la mayoría de las ocasiones, si a ello le sumamos una gestión forestal pésima o cuasi inexistente, tenemos el triunvirato perfecto para que el monte arda. Más medios a la prevención (y algunas medidas son tan baratas y fáciles como dejar hacer cortafuegos a rebaños de ovejas) y más educación y concienciación, eso es lo que hace falta.
29 de julio de 2015
29 de julio de 2015
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