Llevo años enfrentándome, sin ningún tipo de contemplaciones, ante una costumbre y, en ocasiones, necesidad que abarca a todo tipo de personas, sin distinción de sexo, raza o religión aunque, para ser precisos, afecta especialmente a los habitantes del área mediterránea y especialmente a los españoles, que parece ser que somos quienes la inventamos.
Es una lucha consciente e inacabable, puesto mientras me quede algo de vida tendré que hacerle frente, y cuanto más años tenga a mis espaldas más difícil lo tengo para vencer.
Por ahora voy ganando, pero incluso cuando escribo estas reveladoras líneas la siesta, la somnolencia de sobremesa, acecha amenazante.
20 de julio de 2015
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