El calor se sigue pegando a la piel, continua entrando por las fosas nasales, no deja pensar con claridad, se podría decir que derrite el cerebro... Pero, creo, por Bruselas y Alemania se está mucho más fresco, así que no entiendo por qué (bueno, en realidad sí) se le aprieta aún más las tuercas a Grecia.
13 de julio de 2015
13 de julio de 2015
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