Apenas pasan coches por la calle junto al solar. Montones de tierra y de asfalto, un pozo que hace años que olvidó lo que es el agua y una casa a la que solo le quedan unos pocos muros. Las enredaderas han conquistado los árboles, ya secos, junto a las ruinas. Los huecos de las ventanas miran al exterior con tristeza. La casa atrae a la basura. Montículos de zapatos, ropa, juguetes y peluches usados yacen dispersos a su alrededor junto con una nevera de picnic repleta de casetes. La casa solo espera su fin, mientras tanto, agoniza.
3 de febrero de 2015
3 de febrero de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario