Miro por la ventana y veo menos estrellas que a la luz del día. Un manto azul oscuro, que se hace más negro cuanto más levanto la cabeza, me cubre, me hace pequeño. Es un abismo que crece sobre mí, un abismo que observo y que no me devuelve la mirada. No soy nada ante tanta soledad, y es por eso que echo de menos las estrellas, esos puntos titilantes de lejana luz, de fría mirada.
27 de agosto de 2014
27 de agosto de 2014
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