Pablo Casado, actual líder del Partido Popular, ha aprendido muy bien de sus antecesores. Tanto del muy liberal (económicamente hablando, claro) Aznar, el cual parece que ha recuperado la simpatía por el partido que una vez dirigió, como de Rajoy, cuya oposición a Zapatero fue encarnizada y creadora de no poca crispación. Tanto ha aprendido que retuerce datos para atacar sus políticas (como los de la prima de riesgo o el déficit) e incluso lo llama golpista.
Entiendo que no ponga fácil las cosas al rival, pero luego nos sorprendemos que aparezcan tipos como Salvini, Bolsonaro, Trump o Le Pen, cuando lo normal con discursos tan de extremo centro como el de Casado (y su colega Rivera), que lo único que consiguen es caldear artificialmente el ambiente (al describir problemas inexistentes o menos graves de lo que aseguran) y crear todavía mayor desafección política, es que la extrema derecha crezca y el fascismo florezca. Aunque algunos se empeñen en llamarlos populistas.
25 de octubre de 2018
Entiendo que no ponga fácil las cosas al rival, pero luego nos sorprendemos que aparezcan tipos como Salvini, Bolsonaro, Trump o Le Pen, cuando lo normal con discursos tan de extremo centro como el de Casado (y su colega Rivera), que lo único que consiguen es caldear artificialmente el ambiente (al describir problemas inexistentes o menos graves de lo que aseguran) y crear todavía mayor desafección política, es que la extrema derecha crezca y el fascismo florezca. Aunque algunos se empeñen en llamarlos populistas.
25 de octubre de 2018
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