Viendo algunas noticias dan ganas de meterse a empresario.
El gobierno ha anunciado que el rescate a las autopistas nos costará 2.000 millones de euros (aunque desde los inversores indican que podrían ser 4.500), y que a finales de año su intención es sacarlas a concurso de nuevo... Pero ahí no está lo mejor, la cuestión es que las concesionarias actuales podrán presentarse al concurso de nuevo y, dado el caso, ganarlo y encontrarse con que lo que dejaron con un enorme agujero ahora está completamente saneado...
Y es que el contrato que se suscribió con Álvarez Cascos en los años del gobierno de Aznar, y al igual que pasó con el almacen de gas Castor en la era Zapatero, dejaba las cosas muy fáciles a las empresas concecionarias: si ganaban dinero a espuertas podían seguir explotando las vías por años, pero si resultara que la cosa no salía bien (como así ha ocurrido en parte por los desastrosos estudios previos de viabilidad) no tenían de qué preocuparse, ya que el Estado (o sea, los españolitos de a pie) asumiría las pérdidas.
Así que, no me podréis negar, que no entran ganas de hacerse emprendedor con estas condiciones. Si ganas, cojonudo y si pierdes, si la aventura sale torcida o incluso si simplemente la gestionas mal, también cojonudo, ya que serán otros los que paguen tus deudas. Al final terminaré por hacer un almacén de gas o una autopista...
21 de febrero de 2018
El gobierno ha anunciado que el rescate a las autopistas nos costará 2.000 millones de euros (aunque desde los inversores indican que podrían ser 4.500), y que a finales de año su intención es sacarlas a concurso de nuevo... Pero ahí no está lo mejor, la cuestión es que las concesionarias actuales podrán presentarse al concurso de nuevo y, dado el caso, ganarlo y encontrarse con que lo que dejaron con un enorme agujero ahora está completamente saneado...
Y es que el contrato que se suscribió con Álvarez Cascos en los años del gobierno de Aznar, y al igual que pasó con el almacen de gas Castor en la era Zapatero, dejaba las cosas muy fáciles a las empresas concecionarias: si ganaban dinero a espuertas podían seguir explotando las vías por años, pero si resultara que la cosa no salía bien (como así ha ocurrido en parte por los desastrosos estudios previos de viabilidad) no tenían de qué preocuparse, ya que el Estado (o sea, los españolitos de a pie) asumiría las pérdidas.
Así que, no me podréis negar, que no entran ganas de hacerse emprendedor con estas condiciones. Si ganas, cojonudo y si pierdes, si la aventura sale torcida o incluso si simplemente la gestionas mal, también cojonudo, ya que serán otros los que paguen tus deudas. Al final terminaré por hacer un almacén de gas o una autopista...
21 de febrero de 2018
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