El pasado viernes fui a Sevilla y comprobé que allí el calor es una maravilla, visité plazas y monumentos, pero ellos no fueron el motivo que me llevó hasta allí.
Por la tarde fui a ver El viento se levanta, la última película de Hayao Miyazaki, y comprobé, con la boca abierta, que el maestro seguía siéndolo. Gran despedida.
4 de mayo de 2014
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