A medida que los años pasan, los pelos caen y los vellos crecen, la neuronas se agotan y los músculos se ablandan, nuestros ojos se van agrietando y el espíritu asentándose en la mediocridad, defecando finalmente sobre nuestros ideales y sueños primigenios tras regurgitar y volver a devorar la fetidez de la propaganda del día a día... O no.
10 de abril de 2014
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