Cuando desde los gobiernos (centrales, autonómicos, locales...) se toman medidas para evitar, reprimir o esconder las movilizaciones y movimientos sociales que hay detrás de estas, quiere decir que las cosas no se están haciendo mal del todo. Así que con cada nueva ley o acción represora, con cada nueva declaración maliciosa pensada para ensuciar unos movimientos pacíficos, hay que redoblar los esfuerzos para hacerse visible, llegar a esa parte de la ciudadanía que está demasiado inmersa en sus problemas cotidianos (o quizá complacencia cotidiana) para hacer que dichos gobiernos tomen medidas que, de verdad, estén pensadas para el bien común y no el de unos pocos.
27 de marzo de 2014
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