Supongo que, al final, nunca cambiamos, al menos la esencia sigue ahí. Puede que debajo de una fachada de amabilidad (o de justo lo contrario) se esconda una persona perversa y, de repente, un día, sale a la luz. Quizá detrás de muchas sonrisas haya muchas tristezas.
16 de enero de 2014
16 de enero de 2014
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