Mi abuelo Clotildo siempre me decía que los burros más grandes son las personas, y mi abuelo siempre tenía razón, que él fue el único del pueblo que estuvo una vez en la capital. Lo que más sorprendió a mí abuelo de ese viaje fue la de gente que había, que al parecer todas las calles estaban repletas de gente, muchas más, me dijo, que las que se juntan en la Feria de los Gorrinos que se celebra cada año en la Plaza Central; además todos iban con prisas a todos lados, parecían avispas saliendo y entrando de su avispero. La diferencia, decía, era que ellos no parecían saber a dónde se encaminaban.
Gracias a mi abuelo aprendí más que otros del pueblo, así que cuando le compré un borrico al Benancio decidí ponerle Clotildo. Enseguro que mi abuelo, allá en el cielo, me lo agradeció.
No hay comentarios:
Publicar un comentario