Al ver el episodio 50, ya he terminado la historia de Ana de las Tejas Verdes, y me ha dejado un poso agridulce muy grande.
Y es que el cariño que se toma a los personajes es increíble. Desde el bueno de Matthew (sin duda mi personaje preferido), a la arisca de Marilla, incluso a la metomentodo de Raquel Lynde y, por supuesto, a Ana, a la cual vemos cómo cambia (y cómo cambia a los que la rodean), cómo pasa de ser una niña tremendamente imaginativa pero un tanto desastrosa, a convertirse en una joven que mantiene sus señas, pero que es mucho más responsable y es capaz de sacrificarse por aquellos que más le importan, y aún así conservar la sonrisa.
Todo un clásico de la animación japonesa que merece mucho la pena de ver o redescubrir, porque tengo muy claro que habrá muchas personas que tengan formada una idea equivocada sobre la misma.
7 de mayo de 2019
Y es que el cariño que se toma a los personajes es increíble. Desde el bueno de Matthew (sin duda mi personaje preferido), a la arisca de Marilla, incluso a la metomentodo de Raquel Lynde y, por supuesto, a Ana, a la cual vemos cómo cambia (y cómo cambia a los que la rodean), cómo pasa de ser una niña tremendamente imaginativa pero un tanto desastrosa, a convertirse en una joven que mantiene sus señas, pero que es mucho más responsable y es capaz de sacrificarse por aquellos que más le importan, y aún así conservar la sonrisa.
Todo un clásico de la animación japonesa que merece mucho la pena de ver o redescubrir, porque tengo muy claro que habrá muchas personas que tengan formada una idea equivocada sobre la misma.
7 de mayo de 2019
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