Nunca tuve prisa por crecer, ni cuando era niño, ni durante la adolescencia, y mucho menos ahora. Cuando algunos amigos suspiraban por terminar los estudios y empezar a trabajar, yo pensaba que después puede que llegara la independencia y la libertad, pero que al final iba a estar atado a más obligaciones que en dicho momento.
Al leer por primera vez El Principito, todavía de niño, vi que Saint-Exupéry fue un hombre que sabía lo que significaba la infancia. Tuve una especie de epifanía por primera vez, y me reafirmó en la idea de que no debía tener prisa por salir de esa etapa, que debía intentar recordar siempre ese instante.
No sé si he sido fiel del todo con mi yo de aquel entonces pero, como ya se prometieron Ray Bradbury y Ray Harryhasusen, continúo en mi lucha por no matar al niño que una vez fui.
19 de octubre de 2018
Al leer por primera vez El Principito, todavía de niño, vi que Saint-Exupéry fue un hombre que sabía lo que significaba la infancia. Tuve una especie de epifanía por primera vez, y me reafirmó en la idea de que no debía tener prisa por salir de esa etapa, que debía intentar recordar siempre ese instante.
No sé si he sido fiel del todo con mi yo de aquel entonces pero, como ya se prometieron Ray Bradbury y Ray Harryhasusen, continúo en mi lucha por no matar al niño que una vez fui.
19 de octubre de 2018
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