Hay ocasiones en las que uno preferiría quedarse en la sala más tiempo, en la que las historias te calan y la mente y el cuerpo te piden quedarte con los personajes, ser testigo de lo que ocurre después, de cómo les va la vida tras la historia que nos acaban de contar. Es lo que diferencia a las grandes películas de las buenas películas.
14 de abril de 2016
14 de abril de 2016
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