Recuerdo despertarme temprano con la ilusión de recibir algún regalo.
Nunca tuve, de niño, fastuosos regalos, me quedé con las ganas de que me regalaran un transformer (entre otras cosas). Ni mis tíos ni otros de mis familiares me regalaron mucho que se diga (salvo algo de dinerillo por parte de una de mis abuelas), vamos, que nunca me "bañé" en juguetes. Aún así, siempre fue un día especial el de Reyes.
6 de enero de 2015
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