Esperar siempre se espera, pero según qué cosas se pone uno de los nervios o no (o más o menos). Por ejemplo, una llamada telefónica. Te llaman justo a las 9:07 desde una centralita, en ese momento digamos que tienes el móvil apagado, sin embargo lo enciendes pocos minutos después (9:17) esperando que la llamada se repita (relativamente) pronto. No lo hace en algo más de una hora y pruebas a llamar a ese número de tantos dígitos sin éxito, así que lo único que te queda es esperar. Parecían tener prisa, ¿no? Pues parecen que ahora no la tienen (eso, o han llamado al siguiente de la lista).
22 de julio de 2014
22 de julio de 2014
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