Esta tarde, mientras paseaba por el maravilloso parque del Palacio da Pena, se me ocurrió una idea que creí interesante para escribir una pequeña entrada. Lamentablemente se me ha olvidado por completo. Sin embargo, el recuerdo de los árboles, el viento agitando sus copas, el musgo que vestía sus troncos, las rocas en que se apoyaban, permanece indeleble.
10 de noviembre de 2013
10 de noviembre de 2013
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