Siempre nos han dicho que soñar es gratis. Siempre nos han mentido. Todo sueño, sea realizado o no, tiene un precio. Puede que no tengas que pagarlo con tu cuenta corriente, pero en el acto de alcanzarlo (o no) no sólo se gana, sino que se pierde algo por el camino. Si la pérdida merece la pena (o no), eso ya es otra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario