Está en algún lugar oscuro en lo más recóndito de ti, escondida pero dispuesta a aparecer en los peores tiempos que te aguardan. Siempre está ahí, deseando iluminar tus ojos y abrigar aquello que palpita en tu interior. La esperanza, siempre agridulce e inoportuna, pero no por ello menos esperada.
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