Qué triste que en este país parezca imposible llegar a acuerdo para hacer una Ley de Educación que perdure en el tiempo, que no cambie o caiga en cuanto el gobierno sea para el otro partido de turno.
Es muy triste ver a la oposición, aun cuando la llamada Ley Celaá todavía no ha terminado su recorrido parlamentario, poner el grito en el cielo, salir a la calle, recurrirla en los tribunales e incluso anunciar que la van a derogar nada más alcancen el poder. Es muy triste no escuchar ni una propuesta para mejorarla. Solamente la tachan de ir en contra de la libertad porque es un texto que, en definitiva (y seguro que es mejorable), apueste por la Educación Pública simplemente poniendo límites a la concertada (que, recordemos, se recurrió a ella en los 80 porque no había plazas suficientes en la Pública, que era algo transitorio...), o que religión ya no cuente en la nota media (pero seguirá impartiéndose), o que ya no aparezca el castellano como lengua vehicular... como ocurría antes de la muy criticada ley Wert y no pasaba absolutamente nada porque también tenía un espacio importante en aquellas comunidades con lenguas cooficiales.
En definitiva, esos que gritan ¡libertad! quieren decir realmente: ¡queremos mantener nuestros privilegios!
25 de noviembre de 2020
Es muy triste ver a la oposición, aun cuando la llamada Ley Celaá todavía no ha terminado su recorrido parlamentario, poner el grito en el cielo, salir a la calle, recurrirla en los tribunales e incluso anunciar que la van a derogar nada más alcancen el poder. Es muy triste no escuchar ni una propuesta para mejorarla. Solamente la tachan de ir en contra de la libertad porque es un texto que, en definitiva (y seguro que es mejorable), apueste por la Educación Pública simplemente poniendo límites a la concertada (que, recordemos, se recurrió a ella en los 80 porque no había plazas suficientes en la Pública, que era algo transitorio...), o que religión ya no cuente en la nota media (pero seguirá impartiéndose), o que ya no aparezca el castellano como lengua vehicular... como ocurría antes de la muy criticada ley Wert y no pasaba absolutamente nada porque también tenía un espacio importante en aquellas comunidades con lenguas cooficiales.
En definitiva, esos que gritan ¡libertad! quieren decir realmente: ¡queremos mantener nuestros privilegios!
25 de noviembre de 2020
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