Hoy he sido testigo de cómo dos bueyes (o vacas, realmente no sé distinguirlos) llevaban un carromato donde estaba el patrón y alcalde honorario de mi pueblo. Treinta o cuarenta romeros lo seguían con fervor y entusiasmo, mientras que un servidor se dedicó a captar para la posteridad tal acontecimiento con el objetivo (un paupérrimo 18-55mm) de su cámara. Quién sabe, lo mismo con ellas se escribirá una de las páginas más importantes de la historia de la romería y de mi pueblo.
1 de mayo de 2015
1 de mayo de 2015
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