Cada vez que alguien defiende los alimentos transgénicos (sean vegetales o animales) me pongo enfermo, no lo puedo evitar.
Quizá quienes los defienden solo ven cosas positivas, se imaginan arroz cultivado en mitad del desierto, o pollos gigantes al estilo de La isla misteriosa. Sin embargo, yo lo que veo es semilla propiedad intelectual de la empresa X, gallinácea con genes de lagarto propiedad de la empresa Y. Quien ose guardar semillas o criar sin permiso de dichas empresas (aunque probablemente las venderán estériles) verán pronto una demanda y probablemente lo pierdan todo en los tribunales. Si los transgénicos se generalizaran serían unas pocas empresas las que tendrían el control sobre lo que comemos, impondrían precios y condiciones a los agricultores y ganaderos..., y eso ya está pasando en algunas partes del mundo.
Por no hablar de los peligros sobre la salud y el medio ambiente, es como jugar a la ruleta rusa. Porque ¿quién nos asegura que el salmón modificado genéticamente, o las abejas, o las lechugas son seguras?, ¿que pasaría si se llegaran a mezclar con las especies tradicionales o silvestres? Las transnacionales farmacéuticas y agroquímicas aseveran que no hay peligro, otros estudios, estos independientes, dicen lo contrario.
29 de enero de 2014
Quizá quienes los defienden solo ven cosas positivas, se imaginan arroz cultivado en mitad del desierto, o pollos gigantes al estilo de La isla misteriosa. Sin embargo, yo lo que veo es semilla propiedad intelectual de la empresa X, gallinácea con genes de lagarto propiedad de la empresa Y. Quien ose guardar semillas o criar sin permiso de dichas empresas (aunque probablemente las venderán estériles) verán pronto una demanda y probablemente lo pierdan todo en los tribunales. Si los transgénicos se generalizaran serían unas pocas empresas las que tendrían el control sobre lo que comemos, impondrían precios y condiciones a los agricultores y ganaderos..., y eso ya está pasando en algunas partes del mundo.
Por no hablar de los peligros sobre la salud y el medio ambiente, es como jugar a la ruleta rusa. Porque ¿quién nos asegura que el salmón modificado genéticamente, o las abejas, o las lechugas son seguras?, ¿que pasaría si se llegaran a mezclar con las especies tradicionales o silvestres? Las transnacionales farmacéuticas y agroquímicas aseveran que no hay peligro, otros estudios, estos independientes, dicen lo contrario.
29 de enero de 2014
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