Todo el mundo espera dejar su impronta en alguien, de hecho todos tenemos en alguna ocasión sueños de grandeza. Lamentablemente, la mayoría no logramos salir del manso mar de la mediocridad, y muchos de los que salen no se dan ni cuenta (o incluso emergen una vez muertos, lo que quiere decir que no es que fueran mediocres, sino que lo veíamos como tal; o quizá que el nivel general haya bajado, y el de los muertos no lo hace...).
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