-Jamás me atrevería a ponerte una mano encima.
La mujer lo miró desdeñosamente.
-Te lo aseguro. Jamás.
La mirada de la mujer no cambió.
-¿Por qué me miras así?
La mujer le propinó un tortazo, se volvió a colocar la ropa y cerró la puerta de la habitación con todas sus fuerzas.
La mujer lo miró desdeñosamente.
-Te lo aseguro. Jamás.
La mirada de la mujer no cambió.
-¿Por qué me miras así?
La mujer le propinó un tortazo, se volvió a colocar la ropa y cerró la puerta de la habitación con todas sus fuerzas.
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