En nombre de la seguridad se están haciendo demasiadas cosas. Poco a poco, usando el miedo, nos están quitando libertades y parece que no nos damos ni cuenta. El posible uso de los escáneres corporales sólo es el último de otros tantos ataques contra la libertad y la intimidad. Lo mejor va a ser optar por transportes alternativos al aéreo, todos ellos más sostenibles y algunos más cómodos, aunque resulten más lentos.
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