miércoles, 19 de abril de 2017

Interiorismos

Cada vez que veo publicidad de sanidad privada algo se me revuelve por dentro. Es una reacción visceral, sí, pero nacida desde la razón. Es como si estuviera encadenado en una silla atornillada al suelo y se llevaran todo lo que más preciara delante de mis ojos, como si me estuvieran desahuciando y me mantuvieran cautivo dentro del coche patrulla mientras la policía ayudara a los del banco a llevarse los muebles y al final entregaran las llaves al director de la sucursal. Cada vez que veo un anuncio de sanidad privada veo más dinero público derivado a la misma, más políticos favoreciendo a amiguetes, más pacientes ninguneados, más mentiras sobre la eficiencia en la gestión pública... Cada vez que escucho hablar a dos personas sobre su seguro médico privado temo que llegue el día en que estemos completamente americanizados (como así quieren), que hayamos interiorizado que es necesario, lógico y normal tenerlo. Cruzo los dedos para que la sanidad nunca sea un privilegio de unos pocos.

10 de noviembre de 2014

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