miércoles, 11 de julio de 2012

Rajoy, el presidente de todos

Mi capacidad de indignación está un poco saturada. Leo las noticias acerca de las subidas de impuestos y los recortes que nuestro honorable presidente Mariano Rajoy Brey (que para una ocasión ha dado la cara), y mi gesto no cambia... No me indigno, no reacciono, y no entiendo por qué.

Y eso que el señor Mariano, con los inestimables aplausos de sus colaboradores y la tibia reacción de un Rubalcaba cada vez (todavía) menos creíble, está haciendo todo lo posible para que yo (y toda España) se levante del asiento, deje de tuitear, y salga a la calle con los mineros (ejemplo de gente luchadora donde las halla). Menos mal que Europa no está poniendo condiciones por darle pasta a los bancos y ampliar el margen de tiempo para reducir el déficit, porque si no no imagino qué haría Rajoy, bueno, alguna cosa sí que imagino, que no subiría impuestos a los ricos, que no haría que la Iglesia pagara el IBI, que los políticos seguirían disfrutando de sus privilegios..., o sea, que los mayores y dolorosos (como les gusta decir) sacrificios serían, como ahora, para la clase obrera.

No sé por qué no estoy siempre indignado... quizá porque canse, quizá porque el gobierno esté vertiendo cantidades ingentes de flúor en el agua para idiotizarnos, o porque no me quedan esperanzas. Pero lo que sí que tengo claro es que si hay alguien que pueda parar a las actuales políticas, esos somos nosotros.

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