viernes, 18 de septiembre de 2009

Memorias de un cazurro empedernido III

La Mariana fue la primera novia que tuve (humana). No era la zagala más guapa del pueblo, lo reconozco, tampoco es que fuera muy femenina, pero tenía eso que no tienen muchas mujeres, y que sin duda le daba un toque exótico a la vez que rústico. Y es que su bigote no era un bigote cualquiera, no eran pocos los que la confundían con don Robustiano, el alcalde, cuyo mostacho era conocido en toda la comarca por su porte y frondosidad, de hecho Mariana ganó en una ocasión el concurso de bigotes comarcales, aunque es cierto que no se inscribió al mismo y al final se lo dieron al Benancio. Por desgracia nuestra relación duró poco, ya que se negaba a depilarse las piernas.